martes, 20 de noviembre de 2012

Integrando en la clase los 16 hábitos de la mente.

Por: Terry Heick

Por lo general, en los ambientes de aprendizaje basados ​​en resultados, resaltan tres elementos: 1) los objetivos del aprendizaje 2) la instrucción ofrecida y 3) la evaluación de los resultados del aprendizaje. Estas evaluaciones ofrecen datos para revisar la efectividad de los procesos de aprendizaje y posteriormente se utiliza esta información en el rediseño de la planificación futura.

Sin embargo a menudo encontramos que en esta secuencia clínica de objetivo, instrucción y evaluación se pierden de vista el desarrollo de  los hábitos de la mente que en casi todas las ocasiones son los que conducen al éxito o al fracaso en el dominio de los logros esperados. De hecho, no radica en la redacción de estándares o en la realización de evaluaciones, sino más bien en la promoción durante los procesos de enseñanza-aprendizaje de estos hábitos de la mente para el logro del éxito desde el punto de vista académico.

A continuación se presentan los 16 hábitos de la mente, cada uno con una pauta, estrategia o recurso para comprender e iniciar su aplicación en el aula.

Los propios hábitos de la mente no son en sí nuevos en lo absoluto, de hecho importantes trabajos de investigación ya se han hecho en las áreas de estos "hábitos de pensamiento". Sin embargo, en el entorno de aprendizaje del siglo 21, caracterizado por una inundación de información, estimulación y conectividad – encontramos que puede haber un nuevo contexto para su aplicación.

Los hábitos de la mente de Art Costa y Bena Kallick no se limitan a representar fragmentos de la práctica para "añadir" a lo que ya uno hace, sino que pueden ser utilizados como nuevas apreciaciones para comprender cómo aprenden las personas.

1. La persistencia.

Pida a los alumnos identificar las características de persistencia mostradas por los individuos en diferentes eventos o hechos estudiados, o sugiérales imaginar lo que podría haber ocurrido si las personas involucradas hubiesen sido más o menos persistentes en las situaciones dadas.

2. Gestión de la Impulsividad.

Modele el uso de la paciencia en el salón de clases, incluyendo el tiempo de espera durante el debate, o el uso de oraciones que reflejen la reflexión antes de lanzar una respuesta (por ejemplo, "Después de examinar todas las soluciones posibles...").

3. Escuchar a los demás con comprensión y empatía.

Motive a los alumnos a identificar reservas o prejuicios que afectan nuestra manera de escuchar al otro produciendo dificultades y errores en la comunicación diaria. Estos errores pueden incluir el comparar, juzgar, aplacar o dar consejos en lugar de realmente escuchar y entender el mensaje del interlocutor.

4. Pensar flexiblemente.

Utilice diferentes estrategias que permitan al alumno analizar desde distintas perspectivas la información y los conocimientos que ve a diario. Una buena forma de lograrlo es hacer que los alumnos asuman diferentes posiciones que les permitan revisar otras interpretaciones diferentes a la expuesta o la que ellos tienen. Lea la estrategia RAFT (acrónimo del inglés. Role, Audience, Format , Topic) que sugiere una forma de trabajar la flexibilidad de pensamiento y que se describe luego de este artículo.

5. Pensar sobre nuestro pensamiento (metacognición).

Pida a los estudiantes que expresen gráficamente un mapa de su propio proceso de pensamiento. Esto puede hacerse por ejemplo solicitándoles que grafiquen lo que ocurre en su mente, por ejemplo, entre la necesidad de expresar una idea y la acción de verbalizarla. Luego se puede incrementar la dificultad pidiéndoles que expresen gráficamente cómo personajes de los libros o pensadores de la historia podría haber iniciado sus procesos de pensamiento partiendo de ciertas ideas o como llegaron a determinadas conclusiones.

6. La lucha por la exactitud y la precisión.

Motive a los alumnos a usar la regla "tres delante de mí", una estrategia que consiste en que cualquier tarea importante sea revisada por lo menos por otras tres personas antes de ser  entregada.

7. Cuestionar y plantear problemas.

Crear un espacio en el aula (“el estacionamiento de las preguntas”) que sirva para que los alumnos expresen en notas de papel que se puedan adherir a una cartelera (papeles tipo post-it) las preguntas que pueden no haber podido formular debido al ritmo o el formato de una clase determinada. A continuación, destaque las mejores preguntas de forma periódica, o utilícelas como punto de partida para el debate o incluso para la planificación de lecciones.

8. Aplicar el conocimiento pasado a nuevas situaciones.

Use preguntas como "¿Qué recuerdas sobre...?", "¿En qué otra oportunidad has visto algo así?" o "¿Que sabes acerca de...?" Si se tiene en cuenta este esquema de activación, el conocimiento previo, o simplemente se logra que los estudiantes se sientan en sintonía con lo que ya saben, se puede lograr un gran impulso para encender el proceso de aprendizaje.

9. Pensar y comunicarse con claridad y precisión

Recuerde a los estudiantes que deben evitar la vaguedad y abstracción así como la imprecisión al usar términos como siempre, nunca, todos, todos, celebridades, la tecnología, ellos, nosotros, deberían y se debe. Exponga frases en las que al usar estos términos se pueda ver como se expresan ideas poco precisas y ayúdelos a entender por qué esto es así y cómo podrían ser parafraseadas.

10. La recopilación de datos con todos los sentidos

Permita a los estudiantes  "citar" fuentes de datos sensoriales, además de las tradicionales fuentes textuales. Considera la posibilidad de que el estudiante mencione el uso convincente de tales datos en una rúbrica de evaluación formal.

11. Crear, imaginar e innovar

Ofrezca fuentes de inspiración, a través de películas, diseños,  arte o mensajes creativos. Utilice estos recursos como puntos de discusión o simplemente como un cierre de sus clases. Esto modela la creatividad y enriquece los conocimientos, y la mayoría de estos recursos se encuentran disponibles hoy en día en YouTube, Pinterest e Instagram.

12. Responder con admiración y fervor.

No se limite únicamente a permitir oportunidades en las que los estudiantes seleccionen los temas, formatos o vías de aprendizaje – insista en que sean ellos quienes siempre lo hagan. No avance en el tema de la clase hasta tanto no vea a los estudiantes involucrados en cuanto a la experiencia de aprendizaje.

13. Tomando riesgos de forma responsable.

Cree un ambiente en donde fallar se analiza y no se castiga.

14. Encontrar el humor

Resalte el humor en donde no es inmediatamente evidente, sobre todo a través de historias y ejemplos de su propia vida. Esto puede ayudar a establecer la relatividad de las cosas, lo que permite realizar análisis más precisos. El humor hace que todo sea mejor.

15. Pensar de manera interdependiente

El uso de los medios digitales y las redes sociales imponen una cierta interdependencia. En la medida en que el pensamiento más se publique y se comparta, más oportunidades habrá para la interdependencia cognitiva. Hay que tomar en cuenta que estas oportunidades no son garantía de que la interdependencia del conocimiento se vaya a dar en todas las veces.

16. Aprender continuamente

De forma periódica, revise ideas viejas, redacciones y proyectos pasados para identificar las áreas de desarrollo, mejora o modificación. Esto es lo usual en los dominios digitales, donde el contenido es más fluido - actualizado, compartido, enriquecido con hipervínculos, curado, reordenado en términos más o menos de presentación  visual y luego es nuevamente compartido.

Sé que estas sugerencias son sólo la punta del iceberg y que hay muchos enfoques que se pueden tomar. ¿Cuál de estos hábitos de la mente necesitan más apoyo para sus estudiantes? ¿Cómo se puede integrar estos hábitos en su salón de clases?
 
BLOG DE TERRY HEICK

Integrating the 16 Habits of Minds. Artículo aparecido en la página Web de EDUTOPIA el 19 /10/2012. Tomado de internet: http://www.edutopia.org/blog/habits-of-mind-terrell-heick el 15/11/2012. Traducción libre.