Por lo general, en los ambientes de
aprendizaje basados en resultados, resaltan tres elementos: 1) los objetivos
del aprendizaje 2) la instrucción ofrecida y 3) la evaluación de los resultados
del aprendizaje. Estas evaluaciones ofrecen datos para
revisar la efectividad de los procesos de aprendizaje y posteriormente se utiliza
esta información en el rediseño de la planificación futura.
Sin embargo a menudo encontramos que en
esta secuencia clínica de objetivo, instrucción y evaluación se pierden de
vista el desarrollo de los hábitos de la mente que en
casi todas las ocasiones son los que conducen al éxito o al fracaso en el
dominio de los logros esperados. De hecho, no radica en la redacción de
estándares o en la realización de evaluaciones, sino más bien en la promoción
durante los procesos de enseñanza-aprendizaje de estos hábitos de la mente para
el logro del éxito desde el punto de vista académico.
A continuación se presentan los 16
hábitos de la mente, cada uno con una pauta, estrategia o recurso para
comprender e iniciar su aplicación en el aula.
Los propios hábitos de la mente no son en
sí nuevos en lo absoluto, de hecho importantes trabajos de investigación ya se
han hecho en las áreas de estos "hábitos de pensamiento". Sin
embargo, en el entorno de aprendizaje del siglo 21, caracterizado por una
inundación de información, estimulación y conectividad – encontramos que puede
haber un nuevo contexto para su aplicación.
Los hábitos de la mente de Art
Costa y Bena Kallick no se limitan a representar fragmentos
de la práctica para "añadir" a lo que ya uno hace, sino que pueden
ser utilizados como nuevas apreciaciones para comprender cómo aprenden las
personas.
1. La persistencia.
Pida a los alumnos identificar las
características de persistencia mostradas por los individuos en diferentes eventos
o hechos estudiados, o sugiérales imaginar lo que podría haber ocurrido si las
personas involucradas hubiesen sido más o menos persistentes en las situaciones
dadas.
2. Gestión de la Impulsividad.
Modele el uso de la paciencia en el
salón de clases, incluyendo el tiempo de espera durante el debate, o el uso de oraciones
que reflejen la reflexión antes de lanzar una respuesta (por ejemplo,
"Después de examinar todas las soluciones posibles...").
3. Escuchar a los demás con comprensión y
empatía.
Motive a los alumnos a identificar
reservas o prejuicios que afectan nuestra manera de escuchar al otro
produciendo dificultades y errores en la comunicación diaria. Estos
errores pueden incluir el comparar, juzgar, aplacar o dar consejos en lugar de
realmente escuchar y entender el mensaje del interlocutor.
4. Pensar flexiblemente.
Utilice diferentes
estrategias que permitan al alumno analizar desde distintas perspectivas la
información y los conocimientos que ve a diario. Una buena forma de lograrlo es
hacer que los alumnos asuman diferentes posiciones que les permitan revisar
otras interpretaciones diferentes a la expuesta o la que ellos tienen. Lea la
estrategia RAFT (acrónimo del inglés. Role, Audience, Format , Topic) que
sugiere una forma de trabajar la flexibilidad de pensamiento y que se describe
luego de este artículo.
5. Pensar sobre nuestro pensamiento
(metacognición).
Pida a los estudiantes que expresen
gráficamente un mapa de su propio proceso de pensamiento. Esto
puede hacerse por ejemplo solicitándoles que grafiquen lo que ocurre en su
mente, por ejemplo, entre la necesidad de expresar una idea y la acción de verbalizarla.
Luego se puede incrementar la dificultad pidiéndoles que expresen gráficamente cómo
personajes de los libros o pensadores de la historia podría haber iniciado sus
procesos de pensamiento partiendo de ciertas ideas o como llegaron a
determinadas conclusiones.
6. La lucha por la exactitud y la
precisión.
Motive a los alumnos a usar la regla "tres
delante de mí", una estrategia que consiste en que cualquier tarea
importante sea revisada por lo menos por otras tres personas antes de ser entregada.
7. Cuestionar y plantear problemas.
Crear un espacio en el aula (“el
estacionamiento de las preguntas”) que sirva para que los alumnos expresen en
notas de papel que se puedan adherir a una cartelera (papeles tipo post-it) las
preguntas que pueden no haber podido formular debido al ritmo o el formato de
una clase determinada. A continuación, destaque las mejores preguntas
de forma periódica, o utilícelas como punto de partida para el debate o incluso
para la planificación de lecciones.
8. Aplicar el conocimiento pasado a nuevas
situaciones.
Use preguntas como "¿Qué recuerdas
sobre...?", "¿En qué otra oportunidad has visto algo así?" o
"¿Que sabes acerca de...?" Si se tiene en cuenta este esquema de
activación, el conocimiento previo, o simplemente se logra que los estudiantes se
sientan en sintonía con lo que ya saben, se puede lograr un gran impulso para
encender el proceso de aprendizaje.
9. Pensar y comunicarse con claridad y
precisión
Recuerde a los estudiantes que deben
evitar la vaguedad y abstracción así como la imprecisión al usar términos como siempre, nunca, todos, todos, celebridades, la tecnología,
ellos, nosotros, deberían y se debe.
Exponga frases en las que al usar estos términos se pueda ver como se expresan
ideas poco precisas y ayúdelos a entender por qué esto es así y cómo podrían
ser parafraseadas.
10. La
recopilación de datos con todos los sentidos
Permita a los estudiantes "citar" fuentes de datos
sensoriales, además de las tradicionales fuentes textuales. Considera
la posibilidad de que el estudiante mencione el uso convincente de tales datos
en una rúbrica de evaluación formal.
11. Crear,
imaginar e innovar
Ofrezca fuentes de inspiración, a
través de películas, diseños, arte o
mensajes creativos. Utilice estos recursos como puntos de discusión o
simplemente como un cierre de sus clases. Esto modela la creatividad y enriquece
los conocimientos, y la mayoría de estos recursos se encuentran disponibles hoy
en día en YouTube, Pinterest e Instagram.
12. Responder
con admiración y fervor.
No se limite únicamente a permitir
oportunidades en las que los estudiantes seleccionen los temas, formatos o vías
de aprendizaje – insista en que sean ellos quienes siempre lo hagan. No
avance en el tema de la clase hasta tanto no vea a los estudiantes involucrados
en cuanto a la experiencia de aprendizaje.
13. Tomando
riesgos de forma responsable.
Cree un ambiente en donde fallar se
analiza y no se castiga.
14. Encontrar
el humor
Resalte el humor en donde no es
inmediatamente evidente, sobre todo a través de historias y ejemplos de su
propia vida. Esto puede ayudar a establecer la
relatividad de las cosas, lo que permite realizar análisis más precisos. El humor
hace que todo sea mejor.
15. Pensar
de manera interdependiente
El uso de los medios digitales y las
redes sociales imponen una cierta
interdependencia. En la medida en que el pensamiento más se publique y se
comparta, más oportunidades habrá para la interdependencia cognitiva. Hay que
tomar en cuenta que estas oportunidades no son garantía de que la
interdependencia del conocimiento se vaya a dar en todas las veces.
16. Aprender
continuamente
De forma periódica, revise ideas viejas,
redacciones y proyectos pasados para identificar las áreas de desarrollo,
mejora o modificación. Esto es lo usual en los dominios
digitales, donde el
contenido es más fluido - actualizado, compartido, enriquecido
con hipervínculos, curado, reordenado en términos más o menos de presentación visual y luego es nuevamente compartido.
Sé que estas sugerencias son sólo la
punta del iceberg y que hay muchos enfoques que se pueden tomar. ¿Cuál
de estos hábitos de la mente necesitan más apoyo para sus estudiantes? ¿Cómo
se puede integrar estos hábitos en su salón de clases?
BLOG DE TERRY HEICK