martes, 20 de noviembre de 2012

Desactivar las luchas de poder en la clase: resolver un conflicto en el aula, no siempre consiste en tener la última palabra.


Allen Mendler

La profesora Nelson está enseñando una lección cuando se da cuenta que Mason tiene su cabeza apoyada en el escritorio y está haciendo ruidos que distraen al resto de la clase. Ella se acerca hasta él sin dejar de enseñar, y en voz baja le recuerda sentarse correctamente y dejar de hacer ruido. A medida que se aleja y continúa la clase, Mason murmura un epíteto inadecuado que expresa negación y contiene lenguaje ofensivo. Otros estudiantes que se sientan cerca,  alejan su atención de la lección, y de forma colectiva muestran una mirada acompañada de unos cuantos "oohs", que sin lugar a dudas reta al maestro con la pregunta: "¿Qué vas a hacer al respecto?" La profesora Nelson deja la lección, se queda mirando a Mason y en tono de regaño le pregunta: "¿Qué has dicho?" En ese instante, la lucha por el poder ya está en marcha.

 
Preguntas al margen de la traducción:

¿Qué tan conocido le parece este episodio?

¿Ha vivido en su clase, una experiencia parecida?

¿De qué manera ha reaccionado usted? ¿De qué manera han reaccionado sus alumnos?

¿Cuál es el resultado de esta lucha de poder?

Muchas luchas de poder en el aula se inician por consecuencias que los alumnos no quieren aceptar, o por considerar el regaño injusto, o porque la situación avergüenza al estudiante ante sus compañeros o simplemente por la intolerancia del alumno a que se le diga qué hacer. La lucha de poder típico se produce cuando el profesor hace una petición y un estudiante se niega a cumplirla. Como el profesor no quiere parecer débil e ineficaz, responde a la falta de conformidad en un tono más firme en el cumplimiento de sus exigencias. Mientras tanto, como el estudiante no quiere quedar mal delante de los otros niños, murmura a espaldas del docente algo desagradable. La lucha por la última palabra ha comenzado. ¿Quién va a ganar?  Dado que ninguna de las partes quiere dar marcha atrás, las cosas llegan al punto donde se termina por enviar a estudiante a la coordinación. Lamentablemente, el ganador será quien quede mejor ante los ojos de los espectadores, sin embargo para estos casos existen mejores alternativas de solución.
 

Tener la última palabra, o lograr un cambio eficaz.


Cuando mi hija era una adolescente, su última palabra en una discusión a menudo era responderme de manera presuntuosa "lo que sea". Aunque me molestaba su insolencia, me di cuenta de que casi siempre ella decía su “lo que sea” seguido de una actitud de conformidad a regañadientes. La realidad es que yo había ganado. Ella estaba haciendo lo que le pedí, aunque no feliz. El reto para mí entonces era mantener la concentración sobre el resultado obtenido, sin ser atrapada por mi ira ante su actitud. La misma dinámica se puede mantener cuando se trabaja con alumnos difíciles. 

Los docentes deben desarrollar la sabiduría de aceptar que aunque los estudiantes expresen una última palabra casi siempre pegada a la última frase expresada por el profesor, lo importante no es engancharse en tener  esa la última palabra, sino lograr el cambio de conducta eficaz. Cuando los estudiantes interrumpen, el docente debe procurar concentrarse en detener el comportamiento rápidamente con el objeto de continuar con su clase, manteniendo al alumno infractor presente, si esto es posible. Hágales difícil a los estudiantes el hacerse echar fuera de la clase. Maneje el conflicto con calma,  después de clase cuando usted tenga más tiempo. Lo más importante es hacer saber a sus alumnos que usted no va a parar la clase para hacer frente a un incidente de mala conducta. Idealmente, esto se informa al principio del año escolar o semestre cuando se comunican  los procedimientos y expectativas. Es recomendable expresar sus expectativas en frases cortas y claras, así como hacer saber aquellas conductas que usted no estará dispuesto a aceptar durante sus clases. Quizás sea interesante leer los siguientes ejemplos.
 

Expectativas claras.


·         Algunos de ustedes durante este año puede decir frases groseras, desagradables o inapropiadas. Sólo quiero que todos ustedes sepan que a partir de hoy, no siempre se detendrá la lección para tratar esa interrupción. Eso no significa que yo no lo escuché, y no quiere decir que no voy a hacer nada al respecto. Sólo significa que creo que la enseñanza es más importante en ese momento. ¿Entienden todos lo que quiero decir?

Comentario al margen de la traducción: Fomente una discusión al respecto. Motive a los alumnos a expresar ejemplos y realice una representación para que todos en la clase vean como se manejarán este tipo de situaciones. 

·         Habrá veces durante este año en las que me acercaré a sus pupitres con un mensaje que es para sus oídos solamente.  Sólo quiero que todos ustedes sepan que no voy a estar compartiendo este mensaje con el resto de la clase. El mensaje individual será entre el estudiante y yo, nadie más!

Comentario al margen de la traducción: Esta puede resultar una forma eficaz de llamar la atención sin abrir el conflicto ante toda la clase. Los alumnos deben saber que esta es una buena manera de llamar su atención a tiempo y que es una oportunidad de recapacitar en cuanto a su comportamiento, antes de que se puedan llegar a consecuencias no deseadas. 

·         A menudo habrá consecuencias dadas por su comportamiento equívoco durante el año. Sin embargo, las consecuencias serán dadas la mayoría de las veces en privado. No discutiré las consecuencias dadas a una persona con cualquier otra persona en esta clase, a menos que la situación lo amerite. Como resultado, a pesar de que pueda parecer que durante la clase estoy haciendo caso omiso de un comportamiento inapropiado, las consecuencias siempre serán administradas más tarde, por dos razones: la primera es que no voy a renunciar a nuestro tiempo de aprendizaje, y la segunda es que no estoy interesada en avergonzar a una persona en frente de todos los demás. 

Después de la clase es el momento de dar una consecuencia o explorar más a fondo el comportamiento, mientras se fomenta la búsqueda de soluciones con el estudiante. Por ejemplo, Mason creo que debemos conversar acerca de tu comportamiento durante mi clase. Al hacer ruidos molestos y al acostar tu cabeza en el pupitre me estás diciendo que no estoy haciendo bien mi trabajo como profesor para lograr que te intereses en la clase. Voy a trabajar más duro y me podrías ayudar diciéndome que te haría estar más interesado en la clase. Ahora que sabes lo que estoy dispuesto a hacer, me gustaría que me dijeras lo que tú estás dispuesto a hacer, ya que no puedo permitir que interrumpas la clase. Eso me hace quedar mal y molesta la atención del resto de tus compañeros. Y lo que es peor, hace parecer que tu eres indisciplinado, y yo sé que tu eres mucho mejor que eso.
 

¿Cómo se resuelven los conflictos con sus alumnos? Por favor comparta en la sección de comentarios a continuación.
 
Traducción libre del artículo: Defusing Power Struggles: It's Not About Getting the Last Word. Allen Mendler. Nov. 12 de 2012.  Tomado del portal Web Edutopia.org. http://www.edutopia.org/blog/defusing-power-struggles-last-word-allen-mendler. 20/11/2012.